-- Mónica (M). ¿Aló?
-- Walter (W). Señora cómo estás, te tengo un tema.
M.-- ¿Sobre qué Walternoy?
W.-- Ayer (por el domingo pasado) me fui al depósito y saqué dos extintores, tomé unas toallas viejas, pañuelos, salteñas que quedaron del cumpleaños de mi hijo, agua y me fui en mi autito a tratar de hacer algo. No podía ver desde mi casa esa tragedia y decidí que algo debía hacer si me preciaba de ser un buen cochabambino.
Así comenzó una larga charla telefónica con mi amigo Walter que a diferencia de casi todos nosotros, tomó una decisión arriesgada pero patriótica. Me enorgullezco de tenerlo como amigo, aunque me hiciera sentir una inútil que no hizo más que renegar ante la imbecilidad de aquellos que originaron semejante tragedia en el parque Tunari.
W.-- El camino, ¡ni te cuento! Apenas pude subir hasta el kilómetro cinco. Está hecho un desastre, te imaginarás que los carros cisterna no pueden llegar ni al dos y menos cargados con agua. De hecho no pueden subir.
M.-- ¿Y cómo apagan el incendio?
W.-- Con ramas, es la mejor técnica en ausencia de agua.
M.-- ¿Había gente, quiénes estaban?
W.-- Estaban los sares, unos veinte muchachos; los bomberos que –pobrecitos-- estaban hechos pelota; luego llegó un contingente de soldaditos con picotas…
M.-- ¿Con picotas?
W.-- Imagínate, con picotas, yo le pregunté al jefe que de qué servirían las picotas, cuando en realidad lo que necesitaban era ramas para sofocar el fuego, además de pañuelos porque el humo era tan intenso que apenas se podía respirar… pero bueno también se esforzaron por apagar las llamas. Y vieras a los comunarios, los campesinos que viven por ahí, su desesperación por controlar el fuego… habían trabajado todo el día incluso desde el día anterior. Estaban desesperados.
M.-- Y tú ¿pudiste hacer algo?
W.-- Prácticamente nada porque mis extintores no funcionaron bien, pero acabé mis toallas tratando de apagar algunos puntos, y por lo menos repartí las quince salteñas y el agua que --- aunque cruda--- se la tomaron como si fuera Coca Cola helada. Vieras Mónica, esa gente cómo compartía las salteñas, hay que ver cómo se colaboraban entre ellos. ¡Qué linda gente carajo!
M.-- ¿Cuánto tiempo estuviste arriba?
W.-- De seis de la tarde a diez de la noche más o menos. Lo que me asombra es que no había gente de la ciudad, eran comunarios, los sares, los bomberos y los del ejército, nadie más… ah, y sabes algo que me cautivó fue que cuando ya me iba, vi subir una motito sin luces, era una pareja que llevaba leche para la gente… me di media vuelta y los seguí para alumbrarlos con el auto.
M.-- ¿Qué crees que se deba hacer Walter?
W.-- Creo que se deberían construir tres o cuatro depósitos de agua a diferentes alturas y mantenerlos siempre llenos, por lo menos eso fue lo que coincidimos con los bomberos, porque ante la imposibilidad de subir con los coches cisterna, sería muy útil tener estos tanques de donde sacar agua. Y claro al margen se debe proteger mejor el parque porque te pones a pensar que en una noche se puede ir el trabajo de, no sé ¿50 ó 60 años?, ¿cómo podemos permitir esto los cochabambinos?
M.-- ¿Y las autoridades?
W.-- Nada, ni una, ni una. Hubiera querido verlo al Novillo que seguro estaba en Quillacollo, Carajo acordate que igual nos quitaron el mar, por estar macaneando en el carnaval… bueno señora, bien me he quejado. He vuelto con mis zapatos derretidos, triste por no ver a más gente ayudando, claro es fácil quejarse rascándote la panza desde tu patio… allá arriba me preguntaban a qué institución pertenecía, a ninguna, soy un simple ciudadano que quiere ayudar, les decía.
M.-- En todo caso gracias por haber ido y esperemos que esta tragedia no se repita, que se encuentre y sancione a los culpables, que desde la gobernación se promuevan políticas para proteger mejor el parque… bueno lo que queda de él.
W.-- Señora, espero haberte servido de inspiración.
M.-- Gracias Walter, gracias por todo.
La autora es comunicadora social | Molmitos2010@gmail.com
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